En las últimas semanas se han producido detenciones de muchas personas diferentes: integrantes de grupos feministas, libertarios, jóvenes de colectivos universitarios, antifascistas o personas que llevan en la lucha más de 15 años. Nos parece importante dar nuestra versión ya que la información que probablemente has recibido, proveniente de los medios de comunicación de masas, cuentan una historia que está lejos de ser real.

En la televisión repitió que las personas detenidas se encontraban en la Universidad Complutense el pasado 20 de Noviembre. Allí, durante una manifestación antifascista, se produjeron enfrentamientos dentro de la Facultad de Derecho entre manifestantes y miembros de una asociación cercana a las ideas fascistas con estrechos vínculos con el decanato. La realidad no puede ser más distinta. Muchas de las compañeras ese día se encontraban trabajando o bien alejadas de dicho lugar. Con esto no pretendemos deslegitimar a las personas que manifestaron su repulsa a las ideas fascistas aquél día. Simplemente señalamos que la versión oficial es insostenible, y que por tanto pensar en intereses ocultos detrás de los actos orquestados por la Delegación de Gobierno (en concreto por la señora Cifuentes) y el Ministerio de Interior es inevitable, ¿no crees?

Entendemos que nos enfrentamos a una operación represiva de grandes dimensiones. Haciendo memoria, los últimos meses ha habido golpes contra independentistas e insurrecionalistas gallegos, contra opositores al Tren de Alta Velocidad en el País Vasco (los famosos tartazos a la ex-presidenta navarra Barcina y los años de cárcel a los que han sido condenados los responsables), contra los anarquistas apresados en Barcelona acusados de integrar el supuesto grupo Mateo Morral, a estudiantes en Sevilla y Madrid y contra el Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT). No es difícil ver que todas las detenciones tienen un marcado componente político e ideológico, que tanto por sus métodos (detenciones nocturnas, aislamiento, etc.) como por sus objetivos, parecen más propias de una dictadura que de una supuesta democracia parlamentaria. De hecho no es difícil que algunas de las detenidas sean tu vecina, tu amiga, tu hermana o tu hijo. Cada día somos más los que apostamos el todo por un mundo diferente.

Pero, ¿por qué nos consideran tan peligrosas? Desde el frente integrado por partidos políticos, prensa oficial y policía se está fomentando la creación de una estrategia del miedo que transmita inseguridad al conjunto de la sociedad. Los periódicos te dirán que nuestras ciudades están llenas de peligrosos anarquistas que ponen bombas, de sindicalistas que se dan al robo y al expolio de supermercados o de antisistemas violentos que se dedican a apalizar a cualquier persona respetable. Sin embargo nosotros creemos que nos tienen miedo por otra cosa, y es precisamente por lo que junto a tí podríamos llegar a hacer.

Cada día hay más personas que no podemos conseguir lo mínimo que necesitamos para vivir. El malestar crece y el descontento toma formas muy diversas. Ante esta situación cada vez más personas decidimos trabajar desde la base, organizándonos en asambleas y tomando la horizontalidad (es decir, la idea de que todas somos iguales a la hora de decidir) y la autogestión (es decir, que tan solo las personas implicadas en un proceso deben ser las que tengan poder de decisión sobre dicho proceso) como bandera. Frente a un mundo en descomposición, son precisamente estas ideas las que nos ilusionan y pueden hacer que prenda un nuevo mundo en todas las personas desencantadas, maltratadas y marginadas. Los que se benefician de esta situación quieren cortar de raíz el proceso de empoderamiento y de toma de conciencia. Se pretende fomentar la división: entre los que protestan y los que no (aunque estemos todas igual de afectadas, y casi todos igual de enfadados), entre los que pretenden reformar lo que existe y los que quieren ir más allá y tienen la ilusión suficiente para imaginar un mundo diferente. Y por eso la nueva Ley de Seguridad Ciudadana (que se une a las normativas municipales que han sido aprobadas en diferentes ciudades y la nueva Reforma del código penal que se avecina) pretende instaurar un estado de excepción en el cuál el miedo haga que el movimiento de cambio que ya ha comenzado de un frenazo en seco, que las gentes se escondan en sus hogares y pierdan de vista el horizonte del cambio.

Precisamente por ello queremos decir que la represión no nos va a parar. Podríamos afirmar que no tenemos miedo y sería seguramente mentira. Somos conscientes de que es difícil cambiar las cosas, pero en los tiempos que corren la mayor utopía es creer que todo puede continuar tal y como está indefinidamente. Por ello, esta oleada represiva tan sólo apunta a que tenemos el potencial de construir un mundo realmente diferente. Seguiremos apostando por una vida sin capitalismo, unas relaciones en las que el papel principal no sea jugado por el dinero, por la igualdad, por una vida en la que podamos realmente decidir sobre los asuntos que nos afectan o por una forma de relacionarnos con el entorno que no lo entienda como un recurso infinito sino como un lugar limitado en el que habitar (concepción que necesariamente pasará por una desindustrialización generalizada y una recuperación de saberes casi perdidos ya que nos permitan recuperar autonomía en muchos ámbitos de nuestra vida).

En resumen, no somos víctimas de una represión inesperada. Como sujetos conscientes del derrumbamiento del mundo y por tanto dispuestos a plantarle cara con nuestras ideas, lo mínimo que podemos esperar es la oposición del Estado. Pero ante ellas lo único que podemos decir es que seguiremos adelante. Esperamos sinceramente que esta lucha sea también la tuya pronto, de modo que entre todas demos a luz a ese nuevo mundo que cada día se hace más urgente.

¡Libertad para los detenidos!

¡Viva la lucha de las brujas que luchan!

De les companyes de Madrid, Acción Libertaria Estudiantil (ALE)